Es relativamente frecuente escuchar testimonios de personas que dicen
no haberles servido ir a terapia, que solo le daban consejos y que
abandonaron el tratamiento porque no lograron sentirse mejor después de
asistir a terapia. Esta es una de las causas por la que muchas personas
se niegan a consultar a un psicólogo pesar de necesitar ayuda
profesional.
Lo primero y más importante de aclarar al respecto,
es que la terapia psicológica así como la consulta médica es un
servicio, y visto como tal el usuario tiene derechos y deberes. Dentro
de sus derechos está hacer todas las preguntas que tenga sobre el
tratamiento y a exigir sus condiciones de satisfacción. Si bien el
psicólogo y el médico es un especialista, tiene como deber responder a
las preguntas de su paciente relacionadas a la terapia e informarle de
sus decisiones y aprensiones.
Otro aspecto fundamental es que el terapeuta debe explicitarle a su paciente su metodología de trabajo, duración de la consulta, aranceles y
de ser posible duración aproximada del tratamiento para que el
consultante tenga una idea de cómo se va a llevar la terapia, esto para
los psicólogos podría formar parte del “encuadre” y debiera realizarse
dentro de las primeras sesiones.
Asimismo, el paciente debe tener claro por qué asiste a terapia, es decir, qué quiere conseguir yendo a las sesiones y además informarle a su psicólogo sobre sus expectativas referentes al tratamiento, qué espera del terapeuta y de la terapia. Para que ambos en conjunto puedan negociar
los resultados, plazos y metas a alcanzar. De lo contrario ninguno de
los involucrados sabrá cuándo se cumplieron los objetivos y por lo
tanto cuando finaliza el tratamiento.
Diversos estudios en
psicología concuerdan que hay un factor que no puede faltar para lograr
resultados positivos en una terapia, esto es la existencia de una buena alianza entre el paciente y el terapeuta, esta alianza involucra tres aspectos importantísimos a tener en cuenta:
1) El vínculo: Que corresponde a la relación entre el paciente y el terapeuta. Para que una terapia sea exitosa el paciente debe confiar en su terapeuta, sentirse comprendido, valorado y respetado.
2) Las Tareas: El paciente debe sentir que comienza a actuar diferente
desde que va a terapia, que puede ver su problema desde otro ángulo y
que se relaciona consigo mismo y con los demás de manera distinta.
3) Los objetivos: En una buena terapia, no se pierden de vista los objetivos conversados con el terapeuta, ya que es la meta hacia donde se dirige el tratamiento.
No
existen maneras pre determinadas de hacer una terapia, cada psicólogo
configura su estilo personal de acuerdo a su personalidad, vivencias,
conocimientos, especialidad, corriente psicológica elegida, etc. De ahí
la importancia de tener en cuenta lo mencionado anteriormente para saber
si realmente la terapia podrá ayudarnos o no.
(fuente: http://www.guioteca.com/psicologia )
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