BUSCAR UN OBJETIVO
Vale, nos mandan parar, la situación obliga, nos pasamos la vida dando vueltas frenéticamente a la rueda de hámster, llevados por una inercia que nos resulta imposible detener... Pues ESTE ES EL MOMENTO PERFECTO!! Jamás lo hubiésemos imaginado, ni que llegaría la situación vital que nos permitiría detener toda esa locura, ni que, llegada la crisis sanitaria, ésta podría acabar resultando positiva por algún lado...
Pero así ha sido.
La tendencia natural es la de dejarse llevar por la desidia, no hacer nada, procrastinar a lo loco, vaguear en el sofá dejando que pasen las horas. Vamos a romper un poco esa tendencia, y hoy vamos a hacer un ejercicio muy sencillo, que será la base a partir de la cual iremos construyendo un sentido vital los próximos días, que será el legado maravilloso de esta indeseable situación en la que (irremediablemente) estamos.
Coge un papel, divídelo en dos dibujando una línea vertical en el centro, y vete escribiendo en la primera columna todas aquellas cosas que siempre hayas querido hacer y, hasta la fecha no hayas conseguido. Pueden ser de todo tipo, comprar tal coche, visitar Jamaica, tocar la guitarra, saber inglés, escribir un libro, llevarme bien con mi suegro...
Ese es el primer paso de hoy. Dedicaremos todo el día a hacer un brainstorming con todas las ideas que vayamos teniendo, sin desechar ninguna, por loca o absurda que parezca.

- sigue un horario parecido al habitual, madrugando un poco más entre semana, y haciendo "días libres" el fin de semana. - al levantarte, aséate y cámbiate de ropa (vale de pijama a chándal). - haz las mismas 3-4-5 comidas diarias de siempre. No piques entre horas!! - dedica la mañana a hacer una rutina de disciplina: un rato de ejercicio físico, tiempo de trabajo (manual o intelectual) y la tarde al relax (lectura, televisión, música, hobbies caseros habituales...) - comunícate con otras personas, llama por teléfono, haz videoconferencia, grupos de WhatsApp... No pases demasiado tiempo "sólo", y menos aún si te sientes triste, desanimado o agobiado. - evita la sobre-exposición a las informaciones sobre la crisis del virus. Con un periódico o informativo diario para permanecer informado sería suficiente, un exceso puede aumentar el desasosiego, provocar ansiedad, y llegar a obsesionarnos.

Escribo este artículo como herramienta para que la persona maltratada identifique las armas que puede usar una persona maltratadora con el fin de que la víctima le perdone y retomar la relación.
En muchas ocasiones, cuando la persona que maltrata comete la acción de abuso, se suceden una serie de comportamientos que pueden llegar a repetirse en el tiempo y pueden reproducirse pasando de un individuo a otro.

Cuando los maltratadores manipulan a sus víctimas

Creo que puede ser útil dotar de este material a las víctimas de maltrato, para que una vez cometida la agresión tengan presente que este tipo de estrategias pueden ser usadas por su verdugo; así resulta más fácil darse cuenta de que en realidad es un modus operandi muy común en el perfil de los abusadores, y por lo tanto aumentarán las posibilidades de prevenir estos episodios y responder adecuadamente ante ellos.

1. El enfado como respuesta

Muchas veces la persona maltratadora es quien se muestra ofendida e indignada al verse acorralada y sin argumentos que sostengan su defensa, buscando con esta actitud que sea la víctima la que acabe asumiendo la responsabilidad de los actos y disculpándose.
Hablamos de los celos como una respuesta con gran carga emocional ante la posibilidad de perder algo que consideramos propio o de gran valor para nosotros; se experimenta tristeza, rabia, ansiedad, dolor, envidia, miedo, etc. Echeburúa y Fernández-Montalvo (2001) describen los celos como un “sentimiento o emoción que surge como consecuencia de un exagerado afán de poseer algo de forma exclusiva y cuya base es la infidelidad (real o imaginaria) de la persona amada. Por otro lado, Buss y Smith (1993) entienden los celos como una estrategia de afrontamiento para mantener y consolidar parejas. Se dan en todas las relaciones interpersonales; entre amigos, hermanos, parejas, etc.,  y solo la idea de perder ese vínculo nos martiriza con tal  horrible sentimiento. En esta ocasión vamos a centrarnos en los celos dentro de la pareja y qué aspectos podemos trabajar para controlarlos.
¿Quién no ha sentido celos alguna vez? Es natural que los celos aparezcan en algunas ocasiones ya que, como hemos dicho, son una emoción normal. Mucho tienen que ver con nuestra historia biográfica, estilos de apego, características psicológicas y aprendizajes culturales, del mismo modo que muchas otras conductas e ideas que tenemos arraigadas. Las  personas dependientes de los demás, con baja autoestima e inseguras tienden a sentir los celos de manera más exagerada. De este modo podemos diferenciar dos tipos de celos; los “normales” que todos podemos llegar a sentir e incluso nos ponen alerta ante posibles pérdidas y nos hacen reaccionar, y los celos “anormales o patológicos”. Se habla de patológicos por el intenso malestar que generan y las devastadoras consecuencias que acarrean. Presentan manifestaciones en diferentes niveles: en el emocional suelen generar ansiedad, en el plano cognitivo se relacionan con pensamientos intrusivos y obsesivos, y a nivel conductual se manifiestan con demandas de seguridad, estrategias de controlar a la pareja, etc.
"Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye?

Mercedes se sienta dejándose caer sobre el sofá como si fuera una muñeca de trapo, mientras de lo más hondo le sale un interminable suspiro.
Es ya de noche, los niños están acostados, la casa recogida, la ropa planchada, ya ha atendido las llamadas pendientes de la mañana frenética en la oficina, ha hecho la cena, ha puesto otra lavadora, y ha bajado al super a por esas compras apuradas de última hora.
La casa está en silencio, afuera ya brillan las amarillentas luces de las farolas, y los coches han ido aminorando su ruido constante para dejar paso a la quietud fantasmal de la noche.

Mercedes estira su cuerpo por completo, echa la cabeza hacia atrás y piensa con los ojos cerrados que hoy, sorprendentemente y por vez primera en mucho tiempo, le ha sobrado casi una hora de todo el atropello diario. Tiene 60 relucientes minutos por delante para poder dedicarlos a lo que ella quiera. Increíble, pero cierto... hoy.

Es una oportunidad que debe aprovechar bien, porque no se le presenta muchas veces.

Porque en estos tiempos difíciles no siempre nos es posible costearnos una terapia individual, pero la salud psicológica y el bienestar emocional sigue siendo algo fundamental y que debe estar al alcance de todos...

La terapia de grupo, además, aporta todos los beneficios que suponen estar bajo la supervisión constante y la intervención directa de un profesional (un psicólogo de la salud), y tiene el valor añadido de contar con la experiencia y el apoyo de otras personas que se encuentran en una situación de vida parecida a la nuestra.

Todo ello con la gran ventaja económica de suponer tan solo una pequeña cuota al mes, que se puede domiciliar, y que cubre las dos sesiones quincenales.

Consulta sin compromiso la posibilidad de incluirte en un grupo de terapia o de apoyo, y empieza a disfrutar cuanto antes de sus beneficios.

No olvides el que ya es nuestro lema: "de locos es hacer lo mismo una vez tras otra esperando un resultado diferente" (Albert Einstein)