1.
Buena salud física y mental.
2.
Buenas relaciones personales y de intimidad,
tales como las de la pareja, la familia y las amistades.
3.
La facultad para percibir la belleza en el arte y en la naturaleza.
4.
Razonables estándares de vida y trabajo satisfactorio.
5.
Una visión filosófica o religiosa
que permita lidiar de manera satisfactoria con las vicisitudes de la vida.
*
¿El orden de esta lista importa?
Sin salud, es difícil disfrutar de todo lo demás, y el segundo punto es sustento del primero: una vida sin intimidad, sin una sexualidad plena y con relaciones afectivas atentaría contra nuestra salud mental y física.
El tercer punto se acentúa cuando se tienen los dos primeros. Se puede tener un entrenamiento artístico pero también es posible solamente tener una disposición para apreciar la belleza de la naturaleza. El arte y la contemplación estética pueden servir también como una conexión similar a la que provee la religión, una comunión.
El cuarto punto sustenta en cierta forma los dos primeros pero no es una condición sine qua non para que se pueda conseguir salud y amor.
El quinto punto es el comodín en el ensamble, ya que a falta de otros factores en la lista, una visión filosófica o religiosa permiten, al menos hipotéticamente, trascender el sufrimiento que causa la enfermedad o la soledad. Especialmente cuando la filosofía va acompañada de una ética o de una congruencia que brinda una estructura justamente para ver más allá de la vicisitudes de la existencia. Mientras que es imposible controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar en mayor o menor medida la forma en la que asimilamos aquello que nos sucede. La felicidad del filósofo o la del místico, quizás no sean las más exultantes, pero posiblemente sí las más estables.
Tengamos presente que nada te asegurará la felicidad. Como dijo el maestro Zen, “todos los factores que generalmente se asume que pueden contribuir a la felicidad pueden, bajo ciertas circunstancias, producir lo contrario. No importa qué tan ideal sea tu situación, no necesariamente garantiza la felicidad”. “Entre más se busca deliberadamente la felicidad, más probabilidades hay de no encontrarla”.
Sin salud, es difícil disfrutar de todo lo demás, y el segundo punto es sustento del primero: una vida sin intimidad, sin una sexualidad plena y con relaciones afectivas atentaría contra nuestra salud mental y física.
El tercer punto se acentúa cuando se tienen los dos primeros. Se puede tener un entrenamiento artístico pero también es posible solamente tener una disposición para apreciar la belleza de la naturaleza. El arte y la contemplación estética pueden servir también como una conexión similar a la que provee la religión, una comunión.
El cuarto punto sustenta en cierta forma los dos primeros pero no es una condición sine qua non para que se pueda conseguir salud y amor.
El quinto punto es el comodín en el ensamble, ya que a falta de otros factores en la lista, una visión filosófica o religiosa permiten, al menos hipotéticamente, trascender el sufrimiento que causa la enfermedad o la soledad. Especialmente cuando la filosofía va acompañada de una ética o de una congruencia que brinda una estructura justamente para ver más allá de la vicisitudes de la existencia. Mientras que es imposible controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar en mayor o menor medida la forma en la que asimilamos aquello que nos sucede. La felicidad del filósofo o la del místico, quizás no sean las más exultantes, pero posiblemente sí las más estables.
Tengamos presente que nada te asegurará la felicidad. Como dijo el maestro Zen, “todos los factores que generalmente se asume que pueden contribuir a la felicidad pueden, bajo ciertas circunstancias, producir lo contrario. No importa qué tan ideal sea tu situación, no necesariamente garantiza la felicidad”. “Entre más se busca deliberadamente la felicidad, más probabilidades hay de no encontrarla”.
(este es un artículo de: planosinfin.com)
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